Tal vez no lo recuerden, pero la entrega anterior de este newsletter termina con una predicción bastante firme del crítico y programador Leonardo D’Espósito sobre la baja posibilidad de concreción de las medidas que se preveían por parte del gobierno sobre el INCAA. La oficialización de algunos de los puntos advertidos llegó cuatro días después de la entrevista en YouTube, y la represión de la Policía de la Ciudad a la protesta frente al cine Gaumont se produjo a una semana de las declaraciones, el 14 de marzo. Juan Villegas repasó la situación con lo que me pareció una equivalencia muy fallida entre “represión desmedida” y “protesta radicalizada”, pero que en definitiva se metió con el “afán legalista” de “valor simbólico” de Patricia Bullrich y Jorge Macri. No fue nada difícil adivinar que no contó con la difusión entusiasta que los “halcones” en revista Seúl le dedicaron a análisis menos ambiguos.
Después de un tiempo prudencial, D’Espósito volvió a pronunciarse con un artículo en el que describe sus bases y puntos de partida para “cambiar las cosas” respecto al financiamiento a la cultura en Argentina. Fue compartida por el mismísimo Carlos Pirovano en Twitter, por lo que tal vez se vuelva un manifiesto de la nueva gestión del INCAA. Si en uno de los artículos anteriores de D’Espósito los números hablaban “por sí solos”, ahora el foco pasó a estar en algunos diagnósticos y propuestas que requieren un acuerdo con el lector por fuera de cualquier respaldo en nombres o casos concretos: “Donde uno rasca, salta un desastre”, “El sistema que tenemos ahora (…) fomenta la discrecionalidad”, se debe apoyar mayormente a las óperas primas en vez de a los directores “consagrados”. Para reforzar estos conceptos, el artículo incluye un link a una entrevista de La Nación a Mariano Cohn y Gastón Duprat, que expresan ideas similares y dejan picando una frase bastante interesante, específicamente referida a las películas muy rentables y con el apoyo de empresarios poderosos que además reciben subsidios del estado: “¿Deberían devolver el dinero? Está bueno que se debata todo”. No es una mala idea, y habría que ver por dónde empezar a aplicarla.
Mientras tanto, el festival de cine de Mar del Plata tiene que ir buscando financiamiento de otras fuentes, tarea que aparentemente Pirovano gestionaría. Lucía Requejo aportó un panorama de la situación con algunas propuestas de los concejales del municipio de General Pueyrredón, que incluyen una curiosa iniciativa libertaria para redireccionar al evento parte de lo que recauda el Fondo de Promoción Turística que sostienen comercios e industrias. En el programa Clase V fue entrevistado el empresario marplatense Patricio Montalbetti, que demostró su interés en apoyar la realización del festival a través de la búsqueda de sponsors o convenios que su productora podría conseguir en Atlanta, y describió su proyecto de instalar un estudio audiovisual en Mar del Plata.
Han sido semanas movidas para Pirovano. Por pedido de Diana Mondino tuvo que pagar una deuda que se inició durante la gestión de Puenzo en el INCAA, y que ya había alcanzado un monto mayor al que implicaría hacer el festival. Renovó 40 puestos del Instituto por un mes, llegó a los 290 despidos y se reunió con el consejo académico de la ENERC, al que le planteó que la escuela es su máxima prioridad y que viene haciendo los despidos en el Instituto y todas sus dependencias sin ningún criterio ni información previa sobre funciones y capacidad. Que entiende que el consejo vea la situación “desde el punto de vista humano” pero que él debe tomar decisiones complicadas. Le dio like a una opinión negativa sobre la propuesta del gobierno de nombrar al juez Ariel Lijo en la Corte Suprema, acción de la que no convendría que se enteraran las huestes tuiteras de Milei. Le dio like a un tuit con una frase de Julio Mahárbiz, el expresidente del INCAA que privatizó el festival de Mar del Plata en 1999 y terminó procesado y embargado por negociaciones incompatibles sobre el festival y el cine Tita Merello. Cuestionó la cifra de 30.000 desaparecidos y concretó la primera acción de apoyo a la producción audiovisual argentina de su gestión en el INCAA, que fue darle like al tuit de Casa Rosada con el cortometraje de Santiago Oría sobre la “memoria completa”.
Hay que tener en cuenta que entre la imagen positiva que sigue conservando el gobierno y la batería de movimientos de la que dispone para manejar la conversación pública (despidos masivos por acá, un cambio de nombre de institución por allá, pegarle a algún artista si hace falta) no se necesitaba un esfuerzo demasiado grande para producir sin inconvenientes el video con el que se pretende empezar a instalar las ideas de Victoria Villarruel y/o Patricia Bullrich para otorgarle la prisión domiciliaria a genocidas (como mínimo).
Evidentemente nadie contaba con la incompetencia formal de Santiago Oría, el cineasta oficial a sueldo de 2.500.000 pesos: la dirección de los testimonios de Juan Bautista Yofre y Luis Labraña no logra evitar balbuceos y algunas ideas sin conexión ni contexto temporal, la pieza musical utilizada como cortina se repite hasta el hartazgo y el pésimo planeamiento del guion y la producción provoca algunos huecos no forzados en los ya retorcidos argumentos del video. El reclamo de Yofre (o lo que se entiende de lo que dice) sobre el terrorismo estando “en el gobierno de Kirchner” y las alusiones a las motivaciones económicas de las políticas de derechos humanos abren inmediatamente preguntas sobre qué hace Bullrich con su propio ministerio en este gobierno, cuando la misma Villarruel señaló en 2020 lo que había cobrado como indemnización por la ley 24.043. Mucho más difundido fue el hecho de que Carlos Menem fue quien indultó a los asesinos de Humberto Viola, con el período de los decretos de indulto incluso superponiéndose un poco con la gestión de Yofre en la SIDE.
Cualquiera podría pensar que para Oría ninguna crítica podría llegar a hacer mella, y que su único objetivo debe ser transmitir exitosamente el mensaje de su gobierno. Pero el señalamiento de cómo viene forzando los hechos desde hace años para adjudicarse una falsa presencia en el festival de Cannes con uno de sus cortometrajes lo impulsó a un raid tuitero para ostentar el lugar que ganó en el Cannes Short Film Corner, un mercado cinematográfico al que alguien le dedicó todo un sitio web para explicar que no implica una participación o invitación artística al evento principal y verdaderamente prestigioso. No sería un buen antecedente para alguien a quien le encargan contar historias completas, encima ahora financiadas con el hambre de miles de chicos.
Nobleza obliga, el corto de Oría logró su propio principio de revelación: para la derecha cinéfila, el uso de recursos estatales para bajar línea política está definitivamente en otra parte.