Actualización, 26/04 a las 8.30: Mirtha Legrand dice que Pirovano le aseguró que no se cerrarán el INCAA ni el Gaumont. Pirovano parece confirmarlo con un like.
Actualización, 25/04 a las 22.46: aproximadamente una hora antes de la publicación de esta entrega el complejo Gaumont había anunciado su programación para esta semana en Instagram, con estrenos y películas que siguen (se agradece a Carla y Cristian por haberlo advertido). Es así que esta entrega presenta una errata doble y muy irónica (podrán saber por qué si la leen), pero feliz por los hechos que implica.
“Cine argentino hoy: Charla con directores de la Competencia Argentina”, la actividad paralela del Bafici que se realizó el sábado pasado y que el crítico Pablo Mc Fly compartió completa en Instagram, presentó desde el inicio una tensión esperable. Los intentos de Javier Porta Fouz (director del festival y moderador de la charla) por abrir debates sobre gestiones previas del INCAA o posibles políticas a futuro chocaban con la urgencia que distintos integrantes del panel y el público señalaban frente al desguace que lleva adelante la gestión de Carlos Pirovano, incluyendo la campaña de desprestigio del cine argentino agitada entre Javier Milei y los trolls estatales. Esto no impidió que se plantearan críticas muy atinadas sobre las medidas insuficientes o nunca implementadas en los últimos años (que mayormente aportó el director Alejandro Fernández Mouján), debates entre panelistas y público (seguir filmando de cualquier manera o no profundizar la precarización del oficio con una iniciativa noble, las chances de vivir del cine actualmente en Argentina y la efectividad de la protesta contra este gobierno), chicanas sobre la reducción del presupuesto del festival y hasta la primera alusión negativa a la Agenda 2030 hecha en contra del actual gobierno, por José Celestino Campusano. Pero en ningún momento faltaron las intervenciones que recordaban la gravedad de la situación actual y la probable inutilidad de imaginar políticas constructivas mientras los recortes se abren paso a toda velocidad. Incluso la primera intervención del público en el espacio para las preguntas fue un llamado explícito a “darle un golpe” a Pirovano y echarlo del instituto.
De todas formas, tal vez el momento clave del debate llegó con dos datos que Porta Fouz introdujo ante la primera respuesta del panel, probablemente con la intención de que las opiniones quedaran sujetas a lo confirmado oficialmente: que el sitio GPS Audiovisual había indicado que “el Gaumont sigue” (la noticia en cuestión es la difusión anticipada del supuesto nuevo organigrama del INCAA, que contempla la continuidad del complejo) y que Carlos Pirovano declaró por Twitter el mismo sábado 20 que el instituto y el Gaumont no cerrarían (el único tuit de esa fecha incluye la promesa de que “las políticas públicas de promoción están y se mantienen”, seguida de una chicana barata, aunque Pirovano ya se había referido al complejo anteriormente). Eran comprensibles los murmullos que surgieron, porque los comentarios de Porta Fouz parecían querer instalar como creíbles las declaraciones y posibles medidas de un funcionario sin ninguna experiencia en políticas cinematográficas bajo el mando de un presidente que promete cerrar el instituto desde el año pasado. Lo impactante es que esa aparente confianza de Porta Fouz haya durado menos de una hora sin ser frustrada, porque el mismo sábado llegó a los medios la noticia de que el INCAA atravesaría su reorganización con sus oficinas y salas cinematográficas cerradas, garantizando solamente el funcionamiento del Gaumont para sus funciones comerciales hasta el miércoles 24 y las funciones del Bafici hasta el domingo 28. Las impresiones sobre la charla se intensificaron cuando se conocieron las novedades posteriores: la cobertura de la revista La Vida Útil indicó que la presencia de Porta Fouz “fue como el proxy de Pirovano”, mencionando la situación que se conocía hasta el sábado “con ingenuidad, o mucha cara de piedra”.
Evidentemente la medida de Pirovano, que se publicó el lunes en el Boletín Oficial, nunca llegó a poner en riesgo la permanencia del Gaumont como sede del Bafici. Pero definitivamente irrumpió en el humor general del festival, que ya venía atravesado por la incertidumbre, e hizo surgir situaciones que parecían inimaginables unos días atrás. A las palabras de los cineastas argentinos en las presentaciones de sus funciones (en casi todos los casos expresando la contradicción entre la alegría de presentar sus películas con la inquietud sobre el futuro) se sumaron desde el lunes un comunicado de los empleados de rubros técnicos del Bafici y distintos discursos de Porta Fouz o los programadores del festival, según la película que se estuviera presentando. El énfasis de las palabras de los programadores viene siendo bastante variable, y entre lo oído en las funciones o lo que cuentan espectadores de otras salas el espectro va desde mantener el discurso de días anteriores a una arenga a favor de la educación pública, con un punto medio de menciones a la importancia del festival y el orgullo de seguir haciéndolo. Que Porta Fouz se esté refiriendo al festival como una “caja de resonancia” o un “lugar de resistencia”, o hable de lo sucedido como un “escenario dificilísimo” es un cambio considerable para alguien que hace ocho días objetaba la idea de que el festival convirtiera cada función en un espacio de debate frente a invitados o jurados extranjeros. Con tres miembros llegados desde el exterior, no sería extraño que el jurado de la Competencia Argentina haya presenciado alguna versión de estas presentaciones extendidas.
Aparentemente el martes se produjo otro roce del Bafici con las medidas del gobierno nacional, mucho menos significativo en lo artístico y ceremonial pero que terminó dejando una imagen notoria: la columna de Prefectura apostada sobre la entrada al Gaumont. Era bastante obvio que la marcha federal universitaria iba a afectar el funcionamiento de un cine que está a dos cuadras del Congreso, pero el protocolo fallido de Patricia Bullrich parece haber considerado una posible amenaza contra la integridad del complejo, o (quién sabe) tal vez hicieron efecto las repetidas alusiones en Twitter a las protestas de Godard y Truffaut en la edición de Cannes de 1968 que aparecieron desde que se había anunciado el cierre del Gaumont, más como deseo que como plan concreto. No hubo ninguna versión oficial, alrededor de las 18 la columna ya no estaba y las funciones nocturnas de la sede se desarrollaron normalmente, por lo que todo terminó siendo otro asunto que se sintió ínfimo frente a la imponente movilización. Allí estuvieron presentes varias organizaciones y centros de estudiantes de carreras cinematográficas, para las que la manifestación debe haber sido un incentivo importante de cara a la larga lucha que les espera. Ojalá ese acompañamiento mutuo que produjo la marcha sirva para contagiar optimismo, energía e ideas transformadoras durante los días que le quedan al festival.
A esta altura sería injusto no mencionar algunos de los estrenos y rescates nacionales que vienen sosteniendo al Bafici. school privada alfonsina storni es una versión más concentrada de las exploraciones conocidas del cine de Lucía Seles, con incorporaciones acertadas en el elenco y las mejores deliveries de líneas humorísticas del cine argentino actual. Dejar Romero de Alejandro Fernández Mouján y Hernán Khourian es un buen retrato sobre la sufrida evolución del tratamiento de la salud mental en nuestro país, en la línea de grandes ejemplos como Damiana Kryygi (de Fernández Mouján) o Atlas. En Carta a una señorita en París, Nicolás Prividera se cruza medio siglo para dialogar con los testimonios de sus padres en la París de 1969, hacer su propio recorrido en la ciudad y crear su primera escena poscréditos con un desenlace contemporáneo. En El cambio de guardia, Martín Farina se enfrenta de manera explícita y cercana a la dimensión de la grieta que está por fuera de las trincheras de las redes sociales (y dentro de la amistad masculina nacida en la colimba). Eva Landeck exploró la dimensión onírica y neurótica de la juventud porteña de los 60 en tres cortometrajes que no se veían desde hace décadas, y el Museo del Cine inauguró sus proyecciones de películas en 35 milímetros con Los inconstantes de Rodolfo Kuhn.
El viernes a las 16 habrá un abrazo al edificio del INCAA, y el domingo a las 19.45 se proyectará Adiós Sui Generis de Bebe Kamin. Será la última película argentina que se vea en el Gaumont hasta el día de su reapertura.
Entregas anteriores sobre la situación del INCAA y el cine argentino: