Lo señalábamos con extrañeza en la entrega del 11 de abril: pese al contexto de cambios inminentes y drásticos sobre la industria cinematográfica argentina, y pese a que Javier Porta Fouz, director del Bafici, nunca fue alguien reservado con sus opiniones al respecto, la presentación del festival realizada el 4 de abril no incluyó una mención concreta a la situación del INCAA, ni un espacio para preguntas de la prensa por si podía surgir el tema. Quien haya tomado esa decisión terminó dejando en una posición llamativa justo a alguien que hace doce años se había sumado al “Queremos preguntar” de Periodismo Para Todos, y con el ciclo informativo demorado (la programación completa del festival estuvo disponible unas horas después y no inmediatamente, como es la costumbre) era inevitable que la falta de ese testimonio específico despertara más curiosidad que desinterés.
En la tarde del 13 de abril (el video se subió a YouTube a las 17.37), Porta Fouz comentó con Javier Luzi la decisión de programar más películas argentinas en esta edición del Bafici al punto de reducir la cantidad de funciones de muchas de ellas, y después entró en varias cuestiones de la actualidad: los ataques de trolls a Las hijas del fuego de Albertina Carri, la necesidad de discutir la distribución y exhibición del cine nacional y la realización de actividades para invitar a directores a “pensar” el futuro (se trata de “El cine argentino hoy: Charla con directores de la Competencia Argentina”, el sábado 20 a las 18 en la sala 3 del Centro Cultural San Martín). A las 00.15 del día 14, Página 12 publicó la columna de Luciano Monteagudo titulada “El sospechoso silencio del Bafici”, que se pregunta por la falta de un pronunciamiento del festival sobre distintos aspectos del conflicto con el INCAA y señala erróneamente que no se había dispuesto ninguna actividad especial para abordarlo (el título de la charla ya figuraba en la grilla, aunque el día 13 a las 9 de la mañana no aparecía la sección de actividades especiales en el sitio del Bafici, que incluye la descripción de ese encuentro). Desde el mediodía del 14 Porta Fouz compartió la entrevista y el link a la actividad especial en respuesta a comentarios sobre la columna. A las 18.13 Gustavo Noriega ya hablaba de una “operación”. Pueden hacer su propio VAR de esta cronología apasionante y darles la denominación que quieran a la columna y los apoyos que despertó. La otra cuestión es que pasaron nueve días entre la presentación del festival y las declaraciones radiales de Porta Fouz, y siete horas entre esa entrevista y la publicación de la columna de Monteagudo.
Una certeza a esa altura era que el tema no iba a disolverse fácilmente, y el martes 16 Porta Fouz sumó algunas declaraciones. Las primeras fueron en un posteo de Facebook (replicado en Twitter) en el que habla sobre la repetición de consignas militantes, la inclusión de películas argentinas en el Bafici, las iniciativas de difusión del conflicto del cine argentino en el exterior, la presencia y el discurso de Sergio Massa (además de su foto con representantes de la comunidad cinematográfica) en la ceremonia de apertura del último festival de Mar del Plata, sus gestiones favoritas del INCAA y la necesidad de “trabajar y discutir con respeto para ver cómo se mejora” el instituto. Las otras fueron en una entrevista con Frecuencia Zero Podcast, en la que volvió sobre las consignas, un supuesto perjuicio de debatir políticas cinematográficas frente a invitados extranjeros, la “inflación de títulos argentinos” que el INCAA produjo en los últimos 20 años, el cómo apoyar al cine argentino, la economía cinematográfica, los estrenos de películas nacionales sin campañas de marketing adecuadas y otros errores que llevaron a la “debilidad” de la industria. Este último punto es el que más resalta una omisión clave en sus comentarios, porque esa “debilidad” se da justamente frente a las políticas de ajuste que está implementando Carlos Pirovano en el INCAA, y que la programación del Bafici podría reflejar negativamente el año que viene.
El miércoles 17, unas horas antes de la función de apertura del festival, Porta Fouz amplió un poco más sus conceptos en una buena entrevista que le hizo Julia Montesoro, porque lo llevó de arranque a hablar de la “parálisis” y el “recorte” sobre la industria y su impacto en el evento. Lo que siguió alternó pasos en falso (como la idea de “discutir en serio” el destino del cine argentino “cuando pase” esta edición del Bafici) con gestos valorables (como salir al cruce de las declaraciones de Guillermo Montenegro, intendente de General Pueyrredón, sobre el “Festival de Cine Netflix” que pretende para Mar del Plata), y el director del festival parecía estar esquivando una posición concreta sobre las políticas que anunció Pirovano, tal vez hasta el momento en el que describió la idea hipotética de destinar menos fondos a la producción para poder emplearlos en la distribución y la exhibición, lo cual parecería ir en la línea de algunas declaraciones que Pirovano compartió, o de los trascendidos sobre las futuras políticas de financiamiento.
En esa misma entrevista, Porta Fouz volvió a hablar de las formas de la discusión y de la violencia en las redes hacia Las hijas del fuego (aparentemente igualando esa retórica con las consignas kirchneristas sobre el cine), y señaló que “cargar las tintas” sobre el silencio del Bafici es lo que le hace daño al festival, un lugar que “fue muy importante para el cine argentino, así como el cine argentino es muy importante para el Bafici”. No hay que ir maliciosamente a buscar un lapsus en el “fue” de esa última frase, pero sí se puede ahondar en el balance de ese mutualismo entre el festival y la producción cinematográfica nacional, sobre todo por su récord de presencia en la programación de este año: se puede presumir que, más allá de cualquier objetivo de inclusión o acompañamiento, las películas nacionales vienen más que bien para armar una programación cuando los plazos aprietan y el presupuesto para traer películas e invitados con tarifas y gastos en dólares no abunda. ¿No hay ninguna alarma que se encienda si eso está en peligro de reducirse?
La ceremonia de apertura del Bafici estuvo acompañada por una protesta muy tranquila afuera del teatro San Martín, y un texto que el elenco de school privada alfonsina storni leyó antes de la presentación de Lucía Seles. Hasta parece haber cierto gesto del festival en uno de los spots con Bebe Kamin que, entrevistado por Porta Fouz, habla de la imposibilidad de que exista el cine argentino sin una política cultural. Mañana llegará la tan mentada actividad de debate, y se descuenta que muchas de las presentaciones de las películas nacionales incluirán palabras alusivas al conflicto del INCAA. Ayer empezaron a circular versiones de que en el nuevo organigrama del instituto no figuraría el área de fomento.
¿Porta Fouz buscará una manera más explícita de transmitir una inquietud personal o institucional sobre la necesidad de que la gestión de Pirovano disponga políticas eficaces y positivas para la producción cinematográfica una vez que quede satisfecha con los recortes? ¿No hay un punto medio entre la postura actual y las tan temidas consignas militantes? ¿Tanta tranquilidad hay con las políticas que se aplicarían para el cine como para no intentar algún posicionamiento que vaya más allá de las intervenciones en una charla o entrevista? ¿O cualquier movimiento del festival en esa dirección sería percibido desde las autoridades nacionales (y los trolls, no menos importante) como una adhesión sin matices a la causa kirchnerista? La gestión de Pirovano no se está deteniendo en las formas a la hora de implementar los recortes, y lo que menos necesitamos es terminar con un “Festival de Cine Netflix” en Mar del Plata y un “Festival de Cine Lo que traiga Gonzalo García-Pelayo” en Buenos Aires.
Entregas anteriores sobre la situación del INCAA y el cine argentino: